Teatro por la identidad

Teatro por la identidad nació el 5 de Junio de 2000 como una respuesta sensible a la dolorosa realidad de 500 chicos que aún hoy siguen desaparecidos. Esta es la obra de un grupo de actores, dramaturgos, murgueros, músicos, productores, escenógrafos, técnicos y teatristas que junto con Abuelas de Plaza de Mayo, pusieron en marcha el semimontado "A propósito de la duda", con dramaturgia de Patricia Zangaro y dirección de Daniel Fanego en el C. C. Ricardo Rojas.
Nació en la profunda necesidad de articular legítimos mecanismos de defensa contra la brutalidad y el horror que significan el delito de apropiación de bebés y niños y la sustitución de sus identidades de un modo organizado y sistemático por parte de la dictadura militar. Delito que aun hoy continúa vigente. En su esencia apela a la toma de conciencia y la acción transformadora de cada uno de nosotros como ciudadanos de un país que aún no ve cumplidos los deberes y derechos básicos de su pueblo.
Es un movimiento que se inscribe dentro del marco de teatro político y es uno de los brazos artísticos de Abuelas de Plaza de Mayo.Su objetivo es hacer nuestra la búsqueda de nuestras queridas Abuelas, quienes desde hace más de tres décadas siguen el rastro de cuatrocientos jóvenes que aún tienen su identidad cambiada.

El teatro es nuestra herramienta para cumplir con una función que consideramos esencial: actuar para no olvidar, actuar para encontrar la verdad. Hay todavía alrededor de 400 jóvenes con sus identidades cambiadas y nuestro trabajo es y será actuar hasta encontrar el último de los nietos. Actuar para sentir que la dictadura está aquí mismo, incluso en este lugar, instalado en nuestro ser más propio. Está en nuestra cotidianeidad cuando convivimos normalmente con genocidas, está en nuestro día a día, cuando quizá nos cruzamos en la calle con personas que ignoran que su identidad fue violada desde su nacimiento. Y como estas sombras van caminando a nuestro lado, hacemos teatro por la identidad para combatirlas, para disolverlas, para nunca descansar en el trabajo de exorcizarlas. Porque son oscuridades que a nada temen más que a la reflexión. Pocas cosas son tan efectivas en este combate como la sensibilidad, la duda, la emoción, el recuerdo, la acción y el desesperado intento de entendernos y convivir. Y esto es el teatro: duda, acción, emoción y convivencia.
La búsqueda de la identidad implica a la sociedad en su conjunto. Si el genocidio y la apropiación sistemática de niños por parte del terrorismo de Estado conformaron un gran problema social, la reflexión sobre sus consecuencias también son hechos que involucran a toda la sociedad. Para ello, se hace imprescindible construir nuestra identidad individual sin excluir de ese diálogo a personas con sus historias, familias y nombres robados.
Teatro por la identidad desde su hábitat natural, el escenario, se construye a sí mismo como un puente necesario que une a las voces del teatro con el público y con cada chico que aún habiendo recuperado su identidad, es partícipe involuntario de una historia siniestra.

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