La noche de los feos - Mario Benedetti

Puedes leer el cuento en:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/benedett/noche.htm

Luego de leer y de comentar el cuento,te animás a realizar un cambio del punto de vista. Imagina qué escribiría la mujer en su diario íntimo luego del encuentro amoroso de esa noche. dejanos tu trabajo en Comentarios.

Comentarios

  1. Querido diario:
    Hoy, 20 de octubre de 2009, sucedió algo asombroso. Fui al cine como todos los domingos y encontré en la cola un chico llamado Tomás, que se parecía mucho a mí.
    Pasamos una hermosa tarde juntos, hasta que fuimos a su departamento.. Él me hizo sentir bella, a pesar de lo que diga la sociedad superficial en la que vivo. Me hizo comprender que no tengo que cambiar, sino ser yo misma.
    Es la primera vez que alguien descubre mi interior. Al principio no quería que me viera desnuda, pero me brindó tanta confianza que superé mi vergüenza, mi timidez. Creo que a Tomás le sucedió lo mismo.
    Me encanta poder hacer feliz a otra persona y que seamos felices juntos. Aunque él también sea "raro" o "distinto" (según algunos), a mí me parece una gran persona, con la que deseo estar de ahora en adelante, para que superemos unidos este defecto que nos caracteriza.
    Siempre tuve la esperanza de encontrar un hombre y con él compartir mi vida. Hoy, el día menos pensado,llegó y mi deseo se cumplió.
    Espero que éste no sea solo un sueño. No quiero que me decepcionen una vez más.. Sé que me estoy adelantando al futuro, pero como leí alguna vez en un poema: "Soñar es algo maravilloso, soñar te ayuda a crecer", y estoy de acuerdo con eso.
    Bueno, te tengo que dejar, porque Tomás va a pasarme a buscar para ir a dar un paseo. Mañana te cuento cómo me fue, voy a producirme y arreglarme para él.
    Hasta mañana.
    Julia

    Por: Antonella Ciccorossi, 5º Humanidades

    ResponderEliminar
  2. De María Belén Campo, 5º Humanidades.

    Diario: (Me sentiría estúpida escribiendo "querido diario", no siento amor por un cuaderno, sólo me gusta plasmar acá lo que me ocurre, por si un día me traiciona la memoria, o vaya uno a saber)

    El jueves pasado fui al cine, como cada tanto, para salir un poco de mi rutinaria existencia. Sola, como siempre (y el "como siempre" no lleva aparejado ni desesperación, ni resentimiento, ni envidia, sólo el deseo de alguna vez mirar una peli de a dos). Pero bueno, miré la película y todo iba normal (aunque, ¿qué es normal? Bah, eso lo dejo para pensarlo por la noche, apenas son las diez de la mañana, no me voy a poner a filosofar ahora).
    Al salir del cine se me acercó un chico (aunque no lo creas). Ya había notado su presencia al entrar a la sala, pero lo registré así nomás.
    Caminamos unas cuadras juntos y me invitó a tomar algo.. Acepté. Su nombre es Felipe. Observé una marca junto a su boca, posiblemente de una quemadura. Felipe es feo. Sí, feo. Especialmente feo. Después de charlar un largo rato en el bar, sentí interés por Felipe. Tenía miedo, pero su transparencia y sus palabras penetrantes hicieron que me olvidara del miedo. Estaba cómoda con aquel recién conocido.
    Resumiendo, ¡no tengo mucho tiempo! (la cocina es un desastre, tengo que limpiar urgente!).
    ¡Terminé en su departamento! (mamá se entera y me mata, repito que apenas había conocido a Feli!).
    El jueves pasado amé por primera vez en mi vida. Amé a Felipe y me amé a mí misma.
    Me cuesta reconocerlo, pero creo que él me quiso y se quiso a sí mismo a la mañana siguiente, quizás le costó un poco más. A mí no.
    Lloramos. Me encantó llorar con él.
    Con Felipe nos seguimos viendo, compartimos salidas, risas para con los que se ríen de nosotros, y un montón de cosas más. Veremos cómo sigue lan historia, te voy a tener al tanto, cuadernito. Por el momento soy muy feliz, aprendí a querer(me) y hasta me veo linda!!

    María Luz

    ResponderEliminar
  3. Querido Diario:
    ¡Recién vuelvo! ¡Recién vuelvo a casa! Recién vuelvo de pasar la noche más maravillosa de mi vida...
    Debo ducharme y desayunar, mi estómago (aunque está lleno de mariposas) no deja de gruñir, pero va a tener que esperar... Primero lo primero!
    Primero necesito contarte acerca de la noche que pasé. Hasta ahora eras mi único amigo, el único al cual le confié todos mis sentimientos, durante tanto tiempo. ¿A quién más podía contarle sino todo? ¿Quién más oiría mis confesiones, mis celos, mis inseguridades, odios y depresiones, guardando silencio y sin juzgarme?
    Por muchos años, este rostro me impidió tener un amigo sincero de verdad, uno que no se burlara de mí. ¡Y hasta Lola que dice que me quiere nunca se anima a salir conmigo a tomar nada!
    Siempre creí que ser fea era una maldición, un castigo de Dios que no merecía. Siempre odié aquellas propagandas que muestran mujeres hermosas, deseadas por todos, pero que en realidad son de mármol o plástico. El no ser correspondida en el amor, desde que tengo memoria, fue como un puñal que durante años me oprimió el pecho, mientras que con cada "no" hacía que mi corazón se desangrara un poquito más y que las pocas esperanzas que en mí habitaban se esfumaran una y otra vez de mi alma.
    Pero ahora comprendí (luego de la noche que pasé junto a Mateo) que Dios no buscó castigarme, sino hacerme diferente a los demás, para poder desarrollar así otras cosas que tal vez alguien encuentre interesantes: mi inteligencia, mi oído musical, mi bondad para con aquellos que muchas veces no se dejaron ayudar..
    En fin, descubrí que no todo está perdido, que aún hay hombres que buscan la belleza interior. Verás, Mateo es muy parecido a mí.. Ambos pasamos la mayor parte de nuestras vidas en soledad, sintiendo vergüenza por ser los objetos de las burlas de los demás, caminando siempre con la mirada clavada en el suelo, haciendo oídos sordos a algunos desubicados que se creen seres perfectos y no tienen nada mejor que hacer que hacernos sentir a uno peor consigo mismo.
    Me ví en Mateo reflejada, como me veo reflejada en un espejo. Porque, te parecerá gracioso, ya que tengo pánico a los espejos, pero hoy temprano, cuando me levanté, no temí mirarme en el espejo de su baño, y al verme descubrí el brillo que mis ojos tenían. Tal vez estoy loca, pero -a pesar de mi pómulo hundido- me vi hermosa. Vi una mujer nueva, llena de nuevas emociones, inundada completamente de valor, de valor para gritarle a todos los que me miran con pena que son ellos quienes me dan pena a mí, porque viven encerrados en un mundo que no existe, porque crean en sus mentes un concepto errado de belleza, porque no comprenden que la verdadera belleza de una persona está en su interior, en sus acciones para ayudar al prójimo, en su solidaridad, paciencia, simpatía, cariño y demás valores que nunca morirán, porque la belleza interior es eterna, no es sólo un efímero estereotipo sembrado por empresas publicitarias, que consiguen vender masivamente sin preocuparse por todos aquellos que se decepcionan y lamentan al descubrir que la ropa o el accesorio no le quedó tan bonito como el/la modelo.
    Querido diario, es tarde ya para ducharme y desayunar, debo realizar varias tareas en el centro. Pero cuando salga ya no caminaré con vergüenza, no escucharé lo que la gente diga de mí, porque Mateo descubrió algo en mí, y la fuerza de su mirada, de esa mirada que no se apartaba de mí feo rostro, es la que me da fuerzas para seguir y para sentirme mejor conmigo misma.
    Cuando regrese, tal vez vuelva a escribirte, tal vez recuerde alguna emoción que ahora pasé por alto. Saldré a la calle, a la luz, a mostrarle al mundo la nueva yo!!

    Por Débora Segovia, 5º Humanidades.

    ResponderEliminar
  4. De: Paula Tissera, 5º Humanidades

    Querido Diario:
    Hoy, como para variar, tengo muchas cosas para contar y no es precisamente acerca de algún tipo de desprecio que me hayan hecho ni de alguna situación similar a las que padezco a menudo, sino que se trata de un suceso inesperado que ocurrió ayer y aún no logro asimilarlo.
    Ayer, cuando fui al cine a ver una de las tantas películas que me gusta mirar,sólo para confirmar que sigo siendo desagradable en comparación con la gente normal, me percaté de que un hombre estaba mirándome. No era un hombre "normal", era uno de los míos. Tenía una horrible marca juto a su boca que parecía una quemadura, y unos ojos tristes que me miraban de la misma forma como yo me miro al espejo: una mezcla de asco y lástima o quizás desprecio.
    Éramos los únicos en el cine que estábamos solos, al entrar se sentó a un par de filas detrás mío, por lo que no pude verlo. Pero al salir sentí que alguien venía detrás mío y frené, era él. Al presentarse me dijo que su nombre era Benicio, un nombre que consideré demasiado bonito para él. Me invitó a tomar un café y sin pensarlo demasiado acepté.
    Hablamos durante mucho tiempo y nos dimos cuenta de que a ambos nos sucedía lo mismo. Ambos padecíamos el desprecio de los normales.
    Luego de mucho hablar me dijo que teníamos la oportunidad de ser amigos o quizás algo más. Esas palabras me desconcertaron. Jamás un hombre me había propuesto algo más. Aunque más me sorprendí al escuchar su invitación a su departamento y nuevamente sin pensarlo demasiado accedí.
    Al comienzo no había comprendido muy bien y más tarde entendí que quería que nos conozcamos en la noche, en la oscuridad total, para que sólo podamos sentirnos y no vernos.
    Cuando llegamos al departamento, apagó la luz y corrió las cortinas. Me quedé paralizada. De pronto noté cómo con sus manos comenzó a recorrer mi cuerpo, yo era como un mapa que él estaba analizando y conociendo. Sentía miedo y no pude evitar que mis lágrimas cayeras. En ese momento fue cuando sentí su mano en mi pómulo, pude darme cuenta de que su mano temblaba, pero poco a poco su caricia fue más serena. Y ahí fue cuando yo comencé a mirarlo con mis manos.
    Posteriormente sentí curiosidad y deseo de acariciar su rostro, conocer con mis manos eso que lo aleja de la sociedad y lo hace sentir como a mí. Recorrí su quemadura de un extremo al otro y de alguna manera pude imaginarlo sin ella. Era hermoso.
    Lloramos como dos desdichados, pero fuimos felices. Luego se levantó y corrió la cortina doble.

    ResponderEliminar
  5. Querido Diario:
    Hoy pasé una noche muy linda. Encontré una persona con las mismas características que yo. Al vernos nos dimos cuenta de que éramos el uno para el otro. Cuando lo miré me vi reflejada en él.
    Cuando en el bar todos se daban vuelta para mirarnos, ya no me sentí sola, sino que sentí una gran compañía. No me sentí mal, con ganas de salir corriendo como me pasaba antes.
    Él es igual que yo, tiene mis mismos defectos, entiende mi vida, ya que él vive una muy parecida.
    La noche en la que estuvimos juntos al principio estaba todo oscuro, ninguno quería ver al otro (no se quería ver reflejado en el otro), hasta que decidimos vernos tal cual somos y aceptarnos con nuestras diferencias.
    Quisiera que sea la persona que esté junto a mí hasta el final.

    Por: Melina Ceresoli, 5º Humanidades

    ResponderEliminar
  6. Por Dana Carranza, 5º Humanidades:

    Querido diario:
    Hoy por primera vez estuve con una persona igual que yo, sin preocuparme por lo que dicen las demás personas.
    Él se llama Ángel, tiene 31 años de edad y es abogado; es el mejor dentro de la asociación. Él me hizo sentir una gran felicidad, después de todos los desprecios que la gente me hizo en mi vida, a través de sus risas o murmullos. Los otros se creen perfectos, pero siempre tienen defectos, aunque no como nosotros, pero los tienen, y al reírse de los demás se burlan de ellos mismos, sin poder reconocer sus errores.
    Ángel es una excelente persona con la que pienso estar para siempre. Siento que es el amor de mi vida.

    ResponderEliminar
  7. De: Ileana Cavallone, 5º Humanidades

    Recién llego a mi casa y lo primero que hago es escribir en mi diario, porque hoy fue un día especial para mí. Tuve mi primera cita. ¡Tengo 27 años y nunca un hombre me había mirado! Porque claro, cómo se van a fijar en una chica como yo.
    Eduardo es diferente a los demás. Es un dulce. En el poco tiempo que lo conozco me pareció un buen hombre.
    También tengo que confesar que me siento muy reflejada en él, porque cuando estuve con él sentí que éramos iguales, y por eso no me dio vergüenza. Pienso que él habrá sentido lo mismo.
    Espero que esta maravillosa noche que pasé junto a Eduardo no se termine acá. Espero verlo otro día.
    Por primera vez pude sentir que esta cicatriz no es un estorbo, y no lo va a hacer.
    Querido diario: ¡estoy feliz!

    Margarita.

    ResponderEliminar
  8. Querido Diario:
    Hoy conocí a Humberto, una persona realmente fea, como yo. Lo vi en el cine. Estábamos los dos sin pareja. Él se sentó atrás mío y lo sentí. Él pensaba que yo no lo veía, pero yo sabía que estaba ahí. Cuando salí del cine quería invitarlo a pasar una noche conmigo, pero él vino y me invitó un helado. Estuvimos hablando durante una hora y media, y después me invitó a su departamento. Fue la mejor noche de mi vida. No me sentí fea. Sentí que él y yo éramos el uno para el otro: feos pero enamorados.

    De: Florencia Cristalli

    ResponderEliminar
  9. Por Eliana Dubini,5º Humanidades.

    Querido diario:
    Necesito contarte lo que me pasó anoche. Estuve con él, sí, con él, un ser que al principio me llamó la atención en la entrada del cine. Era muy parecido a mí, al menos así fue como lo sentí.
    A la salida del cine me invitó a una confitería a tomar un café. Hablamos un largo rato y me dijo que podíamos llegar a algo. En ese momento no supe qué contestar. Me parecía mentira. Nunca me habían dicho algo parecido, jamás.
    Más tarde fuimos a su departamento. Él apagó las luces y cerró las cortinas. Yo me sentí muy mal, despreciada, horrible, como me siento diariamente. Lloré, lloré con todas mis fuerzas. Él lo notó, me abrazó fuerte, y en ese instante él también me confesó que siempre se siente discriminado, observado, horrible. Lloramos hasta el amanecer y comprendimos que los dos sentíamos lo mismo, nos pasaban las mismas cosas. Había algo especial que nos unía, muy fuerte. Sentí que era el amor de mi vida.
    Fue una noche espectacular, que marcó mi vida. la repetiré hasta el día de mi muerte.

    ResponderEliminar
  10. Por Celeste Cuello, 5º Humanidades:

    Después de esa noche, sentí una nueva sensación. Me sentí yo misma. Ya no tenía que avergonzarme de mi fealdad. Había encontrado a mi mitad, a mi "fea" alma gemela. ¿Fea?... No, ¡hermosa! Linda de corazón. Total lo que importa es el contenido y no el envase, ¿verdad?
    Sentí que había caído en un campo lleno de mariposas, nuevos sentimientos inundaban mi alma. Creo que por fin encontré mi monte Parnaso, pero en su lugar no hay musas, sino mi propio Apolo (pero feo), mi Adonis egipcio, la persona que me ama tal cual soy.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Datos personales - Julio Mauricio

Argumentación - Dramatización

Literatura Clásica. mitos