Secuencia fílmica de la película: La lengua de las mariposas

A mí me gusta ese maestro. Interior – noche
En casa, la madre está preparando la cena mientras Moncho está haciendo los deberes en la mesa de la cocina. Llega el hermano mayor...
El hermano mayor: ¡Hola!
La madre: Hola, hijo.
Moncho: ¡Don Gregorio no pega!
El hermano: ¿De verdad?
Moncho: De verdad. Y le ha devuelto unos capones a un señor que manda mucho porque es muy rico.
La madre: (pelando patatas) ¿Y tú cómo lo sabes?
Moncho: Lo ha dicho su hijo, uno que le dicen José María, dice que su padre manda más que el alcalde.
La madre: ¿Y qué capones son ésos?
Moncho: Unos que quería darle al maestro para que su hijo aprenda las cuentas. Pero el hijo no quiere estudiar. Dice que, de mayor, va a ser señorito en La Coruña.
(El hermano mayor está desgranando dificultosamente las primeras notas del pasodoble «Francisco alegre»)
Moncho: (Dirigiéndose a su hermano) ¿A que no sabes de dónde vienen las patatas?
El hermano: ¡Del huerto! ¿De dónde van a venir?
Moncho: Vienen de América.
La madre: ¡No digas tonterías!
Moncho: ¡Que sí! Que nos lo ha explicado don Gregorio: o sea que antes de que Colón fuera a América en España no había patatas.
La madre: ¿Y qué comía la gente?
Moncho: Castañas... Y tampoco había maíz.
La madre: Se ve que ese maestro es muy bueno.
Moncho: A mí me gusta.
La madre: ¿Habéis rezado?
Moncho: ¿Dónde?
La madre: ¡En la escuela!
Moncho: Eh sí, una cosa de Caín y Abel.
La madre: (dirigiéndose al hermano mayor) Eso para que te cierre las habladurías. Ya me extrañaba a mí que don Gregorio fuera un ateo.
Moncho: ¿Qué es un ateo?
La madre: El que no cree en Dios.
Moncho: ¿Papá es ateo?
La madre: ¿Cómo se te ocurre preguntar semejante cosa?
Moncho: Papá se caga en Dios... (El hermano mayor empieza a reírse por lo bajo pero la mirada de reproche de la madre le hace reprimir su risa)
La madre: Bueno... eso es... eso es un pecado. Pero papá cree que Dios existe como toda persona de bien.
Moncho: ¿Y el demonio?
La madre: ¿Y el demonio qué?
Moncho: Si existe...
La madre: Pues claro que existe. Era un ángel pero se hizo malo, se rebeló contra Dios. Camino del infierno se iba poniendo pálido, por eso lo llaman el ángel de la muerte.
Moncho: ¿Y si era tan malo, por qué no lo mató Dios?
La madre: ¡Dios no mata, Moncho!

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